Una torre pintoresca que se corona con huevos, es una descripción digna de una extravagancia, pero no de una tosca y burda, sino de una obra de arte. Obra de arte única como las que se atribuyen al genio catalán Salvador Dalí, quien en las entrañas de esta torre, La Torre Galatea, en Figueras, pasó sus últimos días.
En el siglo XIX la torre fue transformada en depósito de aguas municipales. Recogía las sobrantes del castillo y las redistribuía en Figueras, (primera red de agua corriente). La torre y el edificio fueron restaurados el año 1931. El proyecto fue de un arquitecto francés y las obras se llevaron a cabo bajo la dirección de Pelayo Martínez. En el transcurso de esta tarea las paredes, de un espesor de 2 metros, fueron reducidas a 80 cm. En 1983, la torre fue adquirida por la Generalidad y el Ayuntamiento a fin de posibilitar la ampliación del Museo Dalí situado al lado. Fue residencia de Salvador Dalí desde octubre de 1984. Dalí quiso cambiar su nombre por el de Torre Galatea (en homenaje a su mujer y musa), y transformó su aspecto con color, panes y huevos. |
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